En el primer episodio de mi serie de tres partes, Vídeos que convierten, hablamos de las cosas para las que el vídeo es especialmente bueno: cuándo utilizarlo y cuándo no.
El segundo episodio, Póngalos donde trabajen, trata sobre la distribución de sus vídeos para conseguir el máximo impacto y así poder exprimir hasta el último bit de R de su I. (Como en ROI.) He aquí un breve vistazo a algunas de las ideas que cubrimos.
"PONERLOS DONDE TRABAJEN" SIGNIFICA EN REALIDAD UN PAR DE COSAS
Claro, significa su destino real: la página de inicio de su sitio web, en una página de aterrizaje, en una campaña de correo electrónico o un boletín, en las redes sociales... hay muchas, muchas posibilidades.
Pero también significa pensar en qué parte del embudo de ventas se encontrarán: qué tipo de vídeo funcionará mejor en esa fase específica del embudo.
Así que el tipo de vídeo que debes hacer empieza por identificar su destino. Por ejemplo, un vídeo emblemático en tu página de inicio tiene más longevidad. Dado que su propósito es captar la atención de alguien y presentarle tu marca, puedes justificar un valor de producción y un presupuesto mayores que para, por ejemplo, un vídeo de redes sociales, que tiene una vida útil comparativamente limitada. No vas a invertir la misma cantidad de tiempo y dinero en ese vídeo, ni falta que hace. De hecho, el simple hecho de decidir dónde va a vivir tu vídeo determinará en gran medida su estilo visual, su duración y las llamadas a la acción que debes utilizar.
SIGUIENTE PREGUNTA: ¿CUÁL ES SU OBJETIVO PARA ESTE VÍDEO?
¿Qué quieres que experimente el espectador? ¿Intenta conectar con ellos de forma auténtica o hacerles sentir algo sobre su marca en su conjunto? ¿Quiere simplemente entretenerles o educarles en una idea más compleja?
Digamos que tu objetivo para este vídeo es conseguir que la gente sienta algo por tu marca, que piense: "Esa marca parece muy guay. Me gusta". ¿Dónde encajaría un vídeo así en tu embudo de marketing? En la parte superior: este tipo de vídeo sería el más adecuado para una campaña de concienciación.
Ahora bien, si tienes suficiente conocimiento y eso no es lo que tenías en mente para este vídeo, tienes que volver al principio y pensar en tu objetivo. Pero si sigues asintiendo con la cabeza, ya estás listo para empezar a planificar los distintos destinos que podría tener este vídeo, como tus canales sociales (ideal para crear notoriedad), tu boletín de noticias, quizá como anuncio antes de tu próximo seminario web... hay muchos lugares en los que tendría sentido.
MINIMIZAR SU INVERSIÓN Y MAXIMIZAR SU RENTABILIDAD
La conclusión es que tener un plan, incluso uno tan básico como anotar el objetivo, el tema, la etapa del embudo y el destino, le permitirá aumentar exponencialmente el rendimiento en comparación con su inversión. Y con un poco de previsión, puedes estirar esos recursos aún más. Por ejemplo, una vez que hayas hecho un vídeo de dos minutos, se necesita muy, muy poco esfuerzo adicional para hacer una versión de 30 segundos que sea perfecta para Twitter. O una versión cuadrada para TikTok e Instagram. O quizá, cuando grabes tu vídeo, grabas dos introducciones diferentes que puedas utilizar para dos públicos distintos. El punto aquí es simple pero poderoso: cada uno de estos ejemplos ampliará el alcance de tu vídeo y aumentará tu retorno por una inversión mínima. Eso es vídeo marketing inteligente.
¿Listo para profundizar en todo esto y conseguir que tu vídeo llegue a los espectadores adecuados en el momento adecuado? Vea el segundo episodio de Vídeos que convierten.